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Gonzalo Blasco Morales vuelve a la escena contra viento y marea. El autor que considera y argumenta que las segundas partes nunca han sido buenas, nos sorprende con una nueva obra, la cual complementa su anterior, denominada "Manual de pasión, el libro del buen querer". En este libro, el autor nos acompaña a reflexionar sobre cuestiones importantes, porque según él, "nada de lo que parece similar, debe por tal condición acabar siéndolo". "Dos mundos buenos" prosigue el trabajo anterior, con una combinación de hechos verídicos y otros que, en cambio, apenas parecen reales. El escritor trata de hacernos descubrir el rostro específico de cada uno de nosotros, cuya impronta, a veces, tiende a pasar desapercibida, por la poca atención que le prestamos. Con sus historias nos guía, de nuevo, a esa parte de la realidad donde todo es posible, poco conviene probable y nada acontece seguro; y lo hace con tres tiempos fundamentales, el pasado, nuestro bagaje personal; el presente, nuestra actualidad; para llegar al futuro, el que todos debemos perseguir, el cual representa el camino más directo hacia el mañana, porque todo tiene un principio y un fin, pero entre los dos extremos, solo hay un pequeño trecho, cuyo camino deviene siempre más corto y agradable de cuanto acertemos imaginar, y es ese sendero el que el autor nos invita a profundizar junto a él, acompañado de sus propias palabras, con el objeto de descubrir la realidad junto con sus respuestas, afirmándonos con ello, que dos mundos, incluso opuestos - tal vez buenos -, pueden coexistir, sin necesidad de uno restar certeza al otro...